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viernes, 22 de noviembre de 2013

¿Qué mierda la pasa a la televisión?


Reflexiones de una mente perturbada por la TV
Sí, sonará a cliché, pero este es el punto más drástico al que ha llegado mi reflexión acerca de la programación de la televisión.
Todos, o prácticamente todos, hemos criticado los contenidos de la televisión abierta mexicana, no obstante nos refugiamos en los servicios de paga como una alternativa casi lógica, como una táctica de escape, eso, como un escape.
Sin embargo, hace un par de días sintonicé TLC (Travel and Living Channel) porque soy un fanático de los programas de cocina, no obstante, hubiera preferido nunca haber visto lo que vi. Me topé con un programa llamado “Llegó Honey Boo Boo” (Here Come Honey Boo Boo).
Entiendo que la temática del programa es la de plasmar “en esencia” la imagen de una familia “real” de los Estados Unidos, entiendo también que el objetivo mediático es generar conflictos, debates y toda clase de críticas (como ésta) en torno al “show”… ¡Pero es que de verdad es demasiado!
En definitiva no soy un crítico de la televisión, ni me interesa serlo, para ser francos; Mi problema viene de pensar que, tarde o temprano, llegará su “homólogo” mexicano.
La nula capacidad de creación de nuestros “escritores” y “diseñadores” de contenido de la televisión nacional han aprendido a vivir al más puro estilo de un parásito, es decir, a costa de productos alternos que no son creados por ellos.
Si alguien ya ha visto este programa tal vez coincida con mi temor: ¿Qué sería de nosotros si existiera una Alana Thompson a la mexicana? El simple hecho de pensarlo me revuelve el estómago, realmente lo hace.
Y es que el programa refleja la vida de una familia norteamericana de clase social baja, de esos que son la “comidilla” de los gringos; Acá en México si bien las familias con esas características también existen (y se cuentan por millones) serían elegidas en base a un casting, puedo apostarlo.
Una vez que se encuentre a los “elegidos”, obviamente al azar y sin trucos, como suele hacerlo la dirigencia de los programas en nuestro país, ¿qué seguiría? El proceso de exhibición.
Es ahí donde no sé si reír o llorar con lo que pueda generarse; Si de por sí, no tolero ver las consecuencias del programa en la Unión Americana, donde el éxito de la serie ha alcanzado niveles extraordinarios de raiting, no puedo (ni quiero) imaginar el impacto mediático que podría generar en México.

Seré sincero. Si usted no ha visto este programa del cual hablo, no le voy a decir que no lo haga, al contrario, hágalo, después recuéstese en su cama, medítelo, imagine una versión mexicana… y seque sus lágrimas.  
Por Luis Arturo Hernández

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